TU MADRE POR CUALQUIER PEDO

miércoles, 20 de febrero de 2008

HOY ES UN BUEN DIA


Cuando cumplí mis dieciocho, me prometí y le prometí a mis padres ser un hombre de bien. Me prometí por ejemplo… que en unos años mas, yo iba a tener un carro, una casa, una familia y un estudio que respaldara mi bienestar y la estadía en este planeta. Me acuerdo que hacia alarde de mis promesas porque eran ideas brillantes y me hacia ver como el mas escolástico de mis amigos. La vida después de los dieciocho me daba la oportunidad de convertir en realidad todos mis deseos. Sin embargo un buen día, me di cuenta que tenia 30 años. El calendario nunca dejó de avanzar y mi perdida de tiempo se vio reflejada en mis carencias y hasta en el carro que no tengo, en la casa que nunca tuve y hasta en la familia que no he podido tener. Me convertí en un tipo irresponsable, en un perfecto come mierda. No tenía ni la menor idea de la felicidad, tampoco de poder conceptualizar la vida misma. Cuando vi la hoja del calendario que indicaba 28 de diciembre me acorde que hacia doce años estaba viviendo de la arrogancia acompañada de la ignorancia que es mucho peor. Me creía el rey del mundo sin tener nada. En un momento pensé que Dios era mi secretario. Me porte mal con Maria que era una mujer excepcional, a la cual le ofrezco disculpas por haberle hecho perder su tiempo conmigo. Le ofrezco disculpas a Wallesca a la cual le prometí todo y no le di nada. Le ofrezco disculpas a Dios por haberlo difamado y por poner en tela de juicio su maravillosa labor. Esa mañana que cumplí los treinta, me puse a llorar. Llore y llore como un niño y me sentí el hombre mas mierda del mundo un energúmeno que no era capaz de ver con los ojos. Me sentí un hombre sin manos, atado a la desdicha. Sentí recorrer el aliento del miedo por mi espalda y hasta sentí el deseo de saborear la muerte.
_Que haces hijo de puta? Me preguntó Roger, un amigo de mucho tiempo. Iba a cometer el error mas grande del mundo, le iba a demostrar al mundo entero que era un cobarde, que tenia miedo seguir adelante… me iba a matar. Había cargado la pistola que mi padre me regalo para que no me quitaran la vida, no obstante la iba a usar para quitármela yo mismo.
_No, Roger no te metas, le dije. Ya estoy harto y cansado de estar harto y cansado. Soy incapaz de ser feliz. Perdí mi tiempo en pendejadas. He sentido el frío del miedo rozar mi espalda y hasta he hablado con la nostalgia que al fin se ha convertido en mi paje.
_Puta Miguel, no seas pendejo. La vida tiene otro color, otro matiz, lo que pasa es que no lo has descubierto.
En ese momento puse la pistola en el suelo muy lentamente, saqué mis lágrimas y empujé a Roger para así poder entender lo que estaba viendo, lo que el panorama me mostraba para dejar de pensar como un pendejo de mierda. Me acerqué al portón y vi a un señor como de unos setenta y cinco años con sus dos nietos. Ellos estaban recogiendo lo que yo había tirado y que para mi era inservibles y a ellos les daba la vida. Estaban recogiendo las botellas de pepsi para venderlas en reciclajes. Vi como el abuelo aconsejaba a su nieto.
_Mire Pedrito, uno tiene que darle gracias a Dios cuando hay sol, cuando llueve, cuando se asoma el arco iris, cuando oscurece. No hay porque quejarse, Dios nos indico este lugar para encontrar estas cuatro botellas, es mas Dios nos mando a este planeta para ver que tan hombre somos y la verdad no es tan difícil, con el simple hecho de estar vivo y saludable…sobra y vasta.
El anciano se dirigió a mí y me dijo.
_Joven, seria tan amable de regalarnos un vasito con agua por favor.
_Claro señor pase a delante, le dije.
El señor entrô con sus nietos a mi casa y supervisô hasta el techo, y me dijo: _
Que bonita casa tiene señor. Que linda refrigeradora, que lindo televisor, que teléfono tan atractivo, y hasta veo que tiene una computadora. Que estaba escribiendo señor? Me pregunto.
_Lo bella que es la vida abuelo, le dije.
No tuve los huevos de decirle la verdad, que me quería quitar la vida por cobarde. Que era incapaz de ver la vida con los colores volcánicos que el los veía.
Después de todo me di cuenta que la vida es simplemente una fiesta a la cual estamos invitados todos y que nos da la oportunidad de bailar el mejor merengue o por lo menos el peor reggaeton jajjajaaaajjaja.
Muy buena vida para todos.