TU MADRE POR CUALQUIER PEDO

viernes, 14 de noviembre de 2008

POR FAVOR LAURA


Cuando Laura se fue, se llevó consigo mi inspiración mi morbo, casi mi todo. Yo conocí a Laura en el mismo lugar donde yo he trabajado siempre...en el canal 34.
Ella trabajaba en un programa de espectáculos, y yo en noticias nacionales. Cada vez que íbamos a los consejos comerciales ella me esperaba en la parte de atrás del estudio, aunque fuera por tres minutos.
_No nos cambie siga con nosotros…regresamos después de unos consejos comerciales y a continuación les hablaremos de las cagadas de nuestro presidente Manuel Zelaya, anunciaba yo para irnos a comerciales.
Yo corría por el pasillo y la veía a ella, feliz de encontrarnos.
Pisssss Pissss…Laura veni amor… aquí estoy, le decía.
Ella llegaba, me abrazaba y me plantaba una parafernalia de besos que hacían de mi mundo, cofradía de sensaciones entre erección automática hasta eyaculación exprés.
Laura era una mujer alta de cabello largo azabache poca cintura y unos senos que me daban razones múltiples para seguir viviendo. Nunca tuvimos sexo. Ella decía que solo lo haría cuando estuviera segura del hombre que estuviera a su lado. Por debajo de la mesa me decía que desconfiaba un poco de mí y hasta de mi economía. Y tenía razón yo era asalariado casi comía mierda, pero siempre fui un soñador. Soñaba en que algún día iba a salir adelante y así la convencería en compartir conmigo ese momento tan especial de hacer el amor. En cada encontronazo con Laura…se me paraba la verga.
Después de salir del canal solíamos visitar el restaurante la herradura. A ella le gustaba comer comida con mucho contenido de grasa y a pesar de eso tenía un cuerpo espectacular. Cada vez que salía al baño… yo veía de reojo esas nalgas esplendidas como se movían de un lado a otro incitándome al cortejo. Esa noche en el restaurante se acercó a mí una chica de unos 23 años, se levantó de la mesa izquierda y me dijo:
_Hola Miguel, me gusta su programa, lo veo todos los días.
_Muchas gracias le dije.
_Me podría dar su autógrafo por favor.
_Con mucho gusto.
Ella se sonrió me guiño un ojo y se dio la vuelta.
Por primera vez pude advertir en Laura sentimientos de celos.
_Vos te sentís feliz cuando una chica como ella te coquetea, verdad?
_Laura por favor, simplemente ve mi programa, no le hagas caso.
_Pero ella te ve desde su mesa y hasta le brillan los ojos.
_Laura por favor…estas celosa?
_ jjajajjajaja celosa yo? Jamás
Dejamos de amargarnos la noche discutiendo y decidimos bailar allí mismo en el restaurante. Yo con unos cuantos tragos de vodka y Laura con casi doce tequilas decidimos no hacerle caso al que dirán, ya que en La herradura no se baila solo se come.
_Bailemos? Le pregunté.
_Pero como? si aquí no se baila, y a demás no hay música.
_Solo cerra los ojos y yo te canto.
Nos pusimos de pie, nos abrazamos y empecé a cantar una obra de Ricardo Montaner. La Cima del Cielo. Yo le apretaba las nalgas mientras ella acariciaba mi espalda. Sentía como se excitaba, escuchaba su respirar acelerado y sentía su corazón que casi se le salía del pecho. Al terminar de cantar y bailar, la gente nos aplaudió y yo hice una seña con mi puño derecho diciendo yessssss.
Ya era algo tarde, así que incité a Laura a salir del lugar.
_Que te parece si vamos a mi departamento? Le pregunté.
Ella se recogió su pelo y se hizo una cola. Un poco desubicada por los tequilas me miró a los ojos y se puso a reír. Risa que aproveché para no decir nada más. La tomé de la mano y nos dirigimos a mi guarida, a mi pocilga, a mi apartamento de ermitaño, a mis cuatro paredes de una taberna sin duda alguna para un licántropo como yo.
Abrí la puerta, ella me abrazaba se colgaba de mi espalda y no paraba de reír.
_Contame aquel chiste de la viejita y el mono, me dijo.
Yo lo menos que quería era contar chistes, yo quería meter la verga. jajajaajaja
_Veni mi amor acóstate un ratito en la cama, estas un poco mareada.
_Encendí la radio, o pone algún disco de Juan Luis guerra para que bailemos juntos.
_Puse el Cd de Juan Luis Guerra y puse la número ocho…ojala que llueva café.
Bailábamos libremente, al taconazo, sin prejuicios. Entonces empecé por besar su cuello y le desabotoné la blusa. Vi su sostén de color blanco. Ella no decía nada, estaba mareada. La tome en mis brazos y me la lleve a la cama. La acosté por completo en mi cama, le quité los zapatos de color negro con tacones altos. Le bajé muy lentamente su pantalón, su tanga diminuta era del mismo color del sostén, y además pude advertir su humedad en su entrepierna. No quise apagar la luz, quería ser testigo de semejante cuerpo en mis manos, quería ver como mi pene se introducía en una entrepierna con depilación precisa era un arte ver aquello atreves de su calzoncito. La besé locamente, metí mi mano en su entrepierna y la masturbaba lentamente. Quise apoderarme de su clítoris. Resbale mi boca hasta allí, tenía un olor a rosa. Le pasaba mi lengua en forma circular mientras le acariciaba los pechos con mis manos. Ella se retorcía, inclinaba su cadera hacia arriba, como pidiendo más lengua. Le quité por completo el calzoncito y empecé a besarle los senos. Pezones de color marrón que tenían una erección al igual que mi verga.
_Quitate la ropa por favor. Me dijo.
Me quité la ropa rápidamente sin olvidar que Laura era virgen y que para ella iba a ser la primera experiencia sexual.
Ella se colocó encima de mí sin penetrar aun y me hizo sexo orar. Me agarraba el pirulin como bombón.
_Te gusta papi?
_Si mi amor.
Te la chupo más?
_Hay Laura ya no aguanto.
Qué rica se te mira, me dijo. Se te ve regia, dura y gruesa.
Yo la agarré de los hombros y la levanté hasta ponerla encima de mí para penetrar.
Vi que se rehusó un poco. Entonces me puse encima de ella y coloque mi pene en su panocha que se veía más apretada que pantalón de Emo. Le coloque la punta, me la agarre con la mano para empujársela lentamente. Se la puse allí, justamente en la entrada y cuando le dejo ir el primer empujón, las primeras tres pulgadas de verga:
Miguel, Miguel, Miguel levántate tenemos que ir al supermercado, hoy es sábado me dijo mi abuelita Martita, paseándose en su silla de ruedas y luciendo un peinado de la gran puta, lleno de rulos.
Mi abuela se cagô en lo que para mi hubiera sido el mejor sueño de mi vida. Tener a Laura conmigo ha sido siempre un sueño despierto. Un sueño que me mantiene la pija goteando a diario. Un sueño que me atreveré a contárselo a Laura, tal vez así me concede semejante petición jajaaajajajaj.